El premio SIGNIS del Festival de San Sebastián de 2005 fue para este film del hasta ahora decepcionante Chema de la Peña («Isi/Disi», «Shacky Carmine»). Para esta ocasión ha contado con la ayuda de uno de sus guionistas habituales, Gabriel Velázquez.
Se trata de seis historias construidas en torno al tren que une París con Lisboa en un trayecto que hace escala en Irún: un taxista francés xenófobo y putero; su mujer portuguesa que dejó atrás un gran amor; un africano que malvive vendiendo relojes; una pareja de jóvenes que recogen firmas para exigir el cambio en el trazado de las vías del tren; dos hermanos ancianos portugueses que no se hablan…
Esta película multirracial y plurilingüe nos habla del universal deseo de una vida más plena, coronada por el amor, la amistad, el trabajo y el éxito humano. Nos muestra cómo ese deseo no conoce fronteras culturales ni económicas, y cómo la vida se hace de alegría y dolor a partes iguales. La soledad -y el desamor- es el implacable enemigo de cada uno de los protagonistas. El film no va más allá, ni aspira a hablar de respuestas o a ofrecer recetas morales; su honestidad reside en unos personajes auténticos y en la ternura con la que son tratados por los cineastas. También hay alguna referencia de religiosidad llena de simpatía.
Formalmente es un film irregular, desequilibrado entre unas tramas y otras, con alguna escena que rompe el tono realista del resto, y con otras llenas de talento visual. Pero en su conjunto es un producto muy notable, fresco, de calidad, con unas interpretaciones creíbles y un uso persuasivo de la cámara. Sin duda, uno de los mejores títulos del cine español de la temporada.
Juan Orellana