Para alguno, esta versión de los famosos fontaneros de los videojuegos Nintendo es una atractiva manifestación de cine postmoderno. No sé qué es el cine postmoderno. Pero pienso que está a años luz de lo que siempre se ha considerado buen cine.
Las aventuras de los hermanos Mario en un extraño universo paralelo habitado por crueles dinosaurios evolucionados, además de complicadas, son previsibles, reiterativas y carentes de interés dramático. Hay buenos actores, que se esfuerzan por hacerlo bien, pero ningún personaje tiene entidad. Y son frecuentes los recursos de bajo nivel.
Sólo la ambientación expresionista, los efectos especiales, la música y algún gag aislado se salvan un poco de la quema. Todo lo demás es puro descontrol.
Jerónimo José Martín