Gareth Edwards estrenó en 2010 Monsters, una película muy inteligente que con un exiguo presupuesto (medio millón de dólares) contaba con mucha destreza una historia ambientada en la frontera de México con Estados Unidos después de una invasión alienígena.
Han pasado los años y el director británico de 48 años sigue fiel a sus intereses temáticos, que pasan por las relaciones humanas esenciales como la paternidad, la filiación y la amistad. Acostumbrado ya a los grandes presupuestos y a una producción compleja (dirigió en 2016 Rogue One: Una historia de Star Wars, 200 millones de presupuesto y más de 1.000 millones en taquilla), Edwards cuenta en esta película la relación compleja entre los seres humanos y las criaturas diseñadas con inteli…
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