El cine danés está de enhorabuena. Tras el éxito de la impactante Otra ronda (Thomas Vinterberg, 2020) con numerosos premios acumulados (el más destacado, el Oscar a la mejor cinta extranjera), llega a la gran pantalla The Good Traitor, la historia de Henrik Kauffman, embajador de Dinamarca en Estados Unidos, abanderado de la resistencia danesa ante la ocupación nazi en la Segunda Guerra Mundial.
La película fue nominada en nueve categorías de los Bodil, los premios del cine danés, de las cuales ganó tres: mejor fotografía, mejor diseño de vestuario y mejor diseño de producción. Asimismo, en España ganó los premios a mejor actor y mejor actriz en el Barcelona Film Festival.
La cineasta danesa Christina Rosendahl (Idealisten, Supervoksen) rescata este sugerente personaje histórico para adentrarnos en una trama de intrigas diplomáticas y políticas, a la vez que explora su relación amorosa y familiar: una complicada y amarga historia de celos.
El inquietante arranque de la cinta ya nos da algunas pistas sobre el tono de la película –con tintes de cine de autor–, que nos regala una deliciosa puesta en escena, incluido el vestuario y la ambientación de la época; un cuidado y pulido guion, en el que muestra esa austeridad y fuerte carácter danés, y una maravillosa interpretación de Ulrich Thomsen (Hermanos [2004], Celebración) y Denise Gough (The Other Lamb, Colette), ambos galardonados.
Llama especialmente la atención la técnica utilizada para contraponer el excesivo bienestar de la familia Kauffman con el sufrimiento que causa la guerra en ese mismo momento entre sus compatriotas. Rosendahl sobrepone los estruendos de las bombas alemanas en Dinamarca (y otros lugares de Europa) a las imágenes de los relajantes e idílicos planos de los afortunados allegados del embajador en la piscina, degustando champagne, como si nada estuviera sucediendo.
Es una película original e instructiva, que nos invita a reflexionar sobre determinados valores en el plano familiar y moral, de dudosa validez en nuestro protagonista.