The Majestic

Director: Frank Darabont. Guionista: Michael Sloan. Intérpretes: Jim Carrey, Martin Landau, Laurie Holden, Allen Garfield, Amanda Detmer, Bob Balaban. 152 min. Jóvenes.

DIRECCIÓN

GÉNEROS

En 1951, el guionista Peter Appleton lucha por abrirse paso en Hollywood, donde sus ideas más creativas suelen ser aplastadas por la genialidad del ejecutivo de turno. Cuando está a punto de lograr que se produzca una de sus mejores historias, se cierne sobre él la sombra de la sospecha: el Comité de Actividades Antiamericanas in-vestiga su posible pasado comunista. Una noche sufre un accidente y se despierta sin memoria en un pueblecito donde es confundido con uno de sus hijos más ilustres, desaparecido en combate durante la II Guerra Mundial.

Tras las excelentes Cadena perpetua y La milla verde, Frank Darabont maneja esta vez un guión ajeno, de tintes caprianos, que encaja plenamente en su mundo personal. La historia se enmarca en el delirio colectivo que sacudió a Estados Unidos en los años cincuenta por el miedo al «peligro rojo», lo que condujo a un clima de persecución y delaciones.

Pero lo mejor del film de Darabont, muy bien dirigido y con escenas antológicas (la fiesta, el faro, el mismo accidente…), es lo que acontece en esa especie de islote perdido que es el pueblo de Lawson, donde Peter es reconocido por todos como el veterano de guerra Luke Trimble. Justo la inyección de optimismo que necesita un lugar mortecino -The Majestic, la clausurada sala de cine que regentaba el padre de Luke, es el símbolo evidente de esa decadencia-, que dio la sangre de sus mejores jóvenes para el esfuerzo bélico, y que desde entonces vive sumido en la tristeza. Es también una segunda oportunidad para Peter/Luke (bastante mejor dibujada que la que se ofrece a Harrison Ford en A propósito de Henry), para conseguir cariño y desarrollar sus cualidades.

Jim Carrey da vida con acierto al desconcertado protagonista, y el guión y las interpretaciones ayudan a insuflar vida al tejido de relaciones afectivas (la prometida, el padre…) y rencores (el lisiado de guerra) que componen esta película que va derecha al corazón del espectador sensible.

José María Aresté

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