Si hay ahora un nombre vinculado al musical, es Lin Manuel Miranda. El creador de los libretos de Hamilton y En un barrio de Nueva York se pone por primera vez detrás de las cámaras para dirigir este biopic de Jonathan Larson, otro compositor que con solo dos musicales –el propio Tick, tick… Boom! y Rent– consiguió un premio Pulitzer, cuatro premios Tony y el éxito en Broadway. Un éxito del que no disfrutó: falleció a los 36 años, la víspera del estreno de Rent.
Tick, tick… Boom! fue un musical rompedor. La historia era la del propio Larson, su difícil recorrido para vivir del arte, lo que se dejó por el camino –novia, amigos y familia– y algunas cuestiones sociales que desarrollaría en Rent (por ejemplo, los estragos del sida, el estigma de la pobreza o el drama de las adicciones). El musical contaba con muchos pasajes recitados o cantados por un par de actores, aspecto que se respeta en esta adaptación.
A la película le cuesta arrancar y conectar con el espectador. No termina de funcionar esa mezcla de musical trasgresor en su origen con un deseo de película general producida por Netflix. La narrativa es algo farragosa, y cuando la película demuestra sus mejores cartas solo queda media hora para terminar.
Ana Sánchez de la Nieta
@AnaSanchezNieta