Santi es taxista y está pasando por una dura situación familiar. De una manera accidental, y después de presenciar un brutal atentado en un aeropuerto, es secuestrado como rehén. A partir de ese momento, comienza una carrera contrarreloj para intentar salvar su vida y la de otros ciudadanos.
Después de la vistosa pero pobre y episódica Hasta el cielo, Daniel Calparsoro estrena una película muy superior; un thriller adrenalítico que desarrolla también, con acierto, un potente drama humano. A estas alturas, y con 26 películas a sus espaldas (Cien años de perdón, El silencio de la ciudad blanca, Invasor), nadie puede negar a Calparsoro su habilidad para enganchar al espectador gracias a un buen manejo de la acción y a una buena producción. En este título hay que alabarle, también, algunas conseguidísimas escenas de acción, y hay que reconocer la eficacia de sus puntos de giro y la habilidad para cerrar y abrir algunos episodios secundarios relacionados con el secuestro que añaden emoción al thriller.
Pero, sobre todo, esta vez, Calparsoro construye una trama personal y familiar que funciona como núcleo aglutinante de la historia. Una trama bien escrita, muy bien interpretada (soberbios Luis Tosar y Patricia Vico) y que termina por compensar los aspectos más flojos y artificiosos de la película, que son los relacionados con la actuación policial.
Ana Sánchez de la Nieta
@AnaSanchezNieta