Navidad en Nueva York en los noventa. Un matrimonio hispano -él es de Santo Domingo, ella de Puerto Rico-, asiste a la función teatral del colegio en la que participa su hija pequeña. Después van a dar una vuelta y, mientras las mujeres preparan la cena, él intenta comprar la muñeca con que sueña la niña. Por la noche los mayores deben ir a trabajar: cortan la heroína, preparan cientos de dosis, se las llevan a los camellos locales, cobran y pagan sueldos…
Él y ella no tienen nombre, deliberadamente representan un mundo de gente buena que considera su trabajo en el submundo de la droga como un oficio más; un oficio compatible con sus creencias religiosas, un cristianismo no muy profundo pero arraigado. El Cuento de Navidad que propone Abel Ferrara (El funeral) es una dura historia que abre los ojos de este matrimonio y les hace reconsiderar su vida y su profesión.
La puesta en escena es sobria y realista. Abel Ferrara dirige con corrección, evitando todo detalle de mal gusto. Pero la historia que cuenta es demasiado pequeña para despertar auténtico interés.