Una joven psicoanalista de origen tunecino, pero formada en Francia, decide volver a su país y abrir allí consulta. A pesar de que es recibida calurosamente por sus compatriotas, no es sencillo ejercer en Túnez una profesión como la suya, y menos aun siendo mujer.
La cineasta franco-tunecina Manele Labidi se estrena con esta cinta que ganó el premio del público en el último Festival de Venecia. La película sigue la estela de comedias como Pig (Mani Haghighi), u Offside y Taxi Teherán (Jafar Panahi.) Un diván en Túnez tiene ese mismo tono costumbrista, que asoma a Occidente al mundo árabe sin hablarnos de terrorismo. En mi opinión, ese es uno de los grandes valores de la cinta. Se nota, sin embargo, que Labibi es novel y que la comedia es un género difícil. Las situaciones que pretenden ser hilarantes arrancan a lo más una sonrisa; es una cinta amable y sencilla, pero a la que le falta algo de consistencia.