Hay mucho encanto en esta sencilla historia de un médico rural que, como otras muchas películas francesas similares, ha sido bien recibida en la taquilla, de una forma que induce a pensar que no solo influyen las buenas críticas sino también las recomendaciones de los espectadores: en la primera semana sumó 521.000 entradas y seis semanas después llegó a un millón y medio.
Me detengo en este particular, porque películas así, que no cuentan con grandes campañas de promoción, se benefician del aprecio del público por el buen cine, mejor si es nacional. Claro, para poder verlas, con los ritmos de la vida moderna, es necesario que estén en la cartelera el tiempo necesario para que los menos habituados a ir al cine se enteren de que hay una pelí…
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