Despedida de su empleo como institutriz, Guinevere Pettigrew, una mujer londinense de cincuenta años, se queda en la calle y con lo puesto, cuando comienza la Segunda Guerra Mundial. Una serie de peripecias en una agencia de colocaciones le llevan a trabajar para una cantante ligera de cascos que quiere ser actriz y triunfar a toda costa.
Dos actrices de gran talento protagonizan una comedia de buen nivel, que se ve con sumo agrado. Amy Adams (Encantada, Junebug) brilla en su chispeante interpretación de una joven hermosa y frívola que trae de cabeza a los hombres, con un registro que recuerda a algunos trabajos de la gran Marilyn Monroe. La actriz de 34 años está eligiendo bien y demuestra su versatilidad en películas de distintos géneros. Frances McDormand, a sus 51 años, lee a la perfección su personaje desgreñado, demostrando que a su carrera le han faltado más papeles protagonistas, como el de esa memorable policía embarazada de Fargo.
La película está hecha con esmero y tiene algunas secuencias muy bien rodadas, como las de la canción del cabaret y la del clímax en la estación con una reja de por medio. El irlandés Ciarán Hinds (Pozos de ambición, Munich) está estupendo en su papel de diseñador de moda íntima femenina. El director de fotografía John de Borman ha cogido el punto de luz y color a las películas de época, y como ya hizo en Fundido a negro (Oliver Parker, 2006), logra unos ambientes muy evocadores. El diseño de producción de Sarah Greenwood (Expiación, Orgullo y prejuicio) es excelente.
El realizador indio Bharat Nalluri hace bien su trabajo y rueda con oficio el guión escrito por un norteameriano, David Magee (Descubriendo Nunca Jamás) y un inglés, Simon Beaufoy (The Full Monty), que adaptan la popular novela de la escritora inglesa Winifred Watson (1906-2002), publicada con gran éxito en 1938.