En un viaje por África, Checco cae en manos de caníbales; antes de la “cena”, el jefe de la tribu le concede la posibilidad de contar su vida. Esta narración es el marco de la película: desde niño, Checco quería ser funcionario, como su padre. Unos cuantos años más tarde lo ha conseguido; trabaja en el departamento de caza y pesca de la administración provincial, con la ventaja de seguir viviendo en su casa paterna y de que la mamma le mime. La vida podría ser tan sencilla como recorrer en bicicleta los pocos metros desde casa hasta el Ayuntamiento.
Sin embargo, un buen día entra en vigor una reforma para reducir personal; en el organismo donde trabaja Checco todos se acogen a alguna excepción… menos Checco, que tiene que elegir entre la baja, con una buena indemnización, o el traslado. Por supuesto que elige el traslado; así llega al Polo Norte, donde debe proteger a investigadores de los osos polares. Checco se enamora de la investigadora Valeria, con la que se traslada a Noruega, donde se adapta tanto a las costumbres del país que ni sus padres le reconocen cuando van a visitarle.
El argumento es solo un pretexto para hacer desfilar ante la cámara toda clase de estereotipos sobre Italia y, en particular, sobre el funcionariado, la corrupción y la prevaricación. Sin embargo, el tono es moderado, en clave de comedia. Como coronación de clichés italianos incluso intervienen Al Bano y Romina Power. Sin necesidad de recurrir a “sal gruesa”, el humor se centra más bien en el choque cultural entre el sur y el norte de Europa. De este modo, Checco es una persona llena de manías, pero amable.
Al parecer, los italianos están bien dispuestos a reírse de sí mismos: con más de diez millones de espectadores, Quo vado? se ha convertido en el mayor éxito taquillero entre producciones nacionales. Además, posee una fotografía muy cuidada; por ejemplo, el entorno frío y oscuro del Círculo Polar Ártico se torna, cuando Valeria aparece en escena, en un bellísimo paisaje nevado.
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