Un monstruo viene a verme

GÉNEROS,

PÚBLICOJóvenes

ESTRENO20/09/2016

Un monstruo viene a verme es magnífica. El español J.A. Bayona había demostrado que no le tiene miedo al cine grande de historias humanas en Lo imposible. Ahora, cierra su trilogía sobre la maternidad, que comenzó con El orfanato, con una emotiva historia también muy compleja desde el punto de vista de producción.

Bayona adapta el best seller homónimo de Patrick Ness (guionista de la película) y cuenta el paso a la madurez de un chaval que tiene una madre enferma terminal, un padre ausente, una abuela autoritaria y problemas en el colegio. El monstruo del título le ayudará, a través de tres cuentos, en ese proceso de asimilar su vida.

La historia tiene una riqueza antropológica que no es fácil encontrar en el cine contemporáneo, muy dado a lo enfermizo, a lo extremo y al sinsentido. La película rebosa realismo, los personajes reaccionan desde una humanidad vulnerable y débil (¿cuál no lo es?) pero sana, normal. Lloran porque hay dolor, sufren pero aman, tropiezan pero se levantan. Por otra parte, las enseñanzas del monstruo no son las extraídas de un libro de autoayuda sino del auxilio que proporciona la vida, la experiencia, el contacto con el otro y el sentido común. El monstruo enseña al joven a mirar a los demás con comprensión, a luchar contra la dureza de su juicio que divide al mundo en héroes y villanos, y a poner en orden su rico pero tumultuoso mundo interior. “No importa lo que piensas, importa lo que haces”, resume en un momento dado el monstruo ante la desolación de un niño que siente cosas que no quiere sentir.

Y le enseña a enfrentarse con la muerte. En un mundo de pensamiento débil donde los propios adultos volvemos el rostro para olvidarnos de la parca, Bayona y Ness muestran un niño que dialoga con una dura realidad que le supera pero en la que no puede ser sustituido. Y es desgarrador ese encuentro. Y tristísimo. Pero también catártico y esperanzador porque, sin subrayados, hay una clara apertura a la trascendencia.

Y además de este potente fondo argumental, hay un niño que se come la cámara y hay dos monstruos aterradores y maravillosos: una Sigourney Weaver colosal, y otro (el de verdad) con una presencia magnética y la voz de Liam Neeson (que se perderán los que vean la película doblada). Y una animación adulta que es una obra de arte… Hay muchas cosas en la película de Bayona y muy poco espacio para contarlas. Mejor vayan a verla. Van a llorar. Mucho. Pero serán más sabios a la salida.

Ana Sánchez de la Nieta
@AnaSanchezNieta

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