El Tenso y la Tana son un joven matrimonio mal avenido. Él no puede soportar el malhumor y la verborrea quejosa de su mujer, pero no se atreve a decirle que quiere separarse. La solución: contrata a un seductor a sueldo para que consiga enamorar a la Tana.
Con semejante argumento (escrito por el guionista de la premiada Historias mínimas), uno podía esperarse lo peor: una gamberrada frívola sobre una pareja en crisis. Hay algo de esto: la gamberrada corre a cargo, entre otras cosas, de la trama del seductor, rodada como si se tratara de una mala peli policiaca, y la frivolidad, del tono de algunos diálogos. Pero por encima de estos elementos, Juan Taratuto (No sos vos, soy yo) consigue aliñar una comedia muy divertida que además aporta unas cuantas ideas sensatas sobre algunos peligros que acechan al matrimonio actual, como la mentalidad divorcista, la falta de comunicación o la excesiva importancia del sexo.
Como en toda buena película argentina hay mucha, muchísima conversación, hay psicólogos (tronchantes esos diálogos de la pareja mirando a cámara) y hay, sobre todo, una galería de personajes divertidísimos, entre los que se lleva la palma la Tana; un hilarante papel que sirve a Valeria Bertuccelli para demostrar que es una gran actriz cómica.