Robert “Fish” Fishman era el batería de un grupo de melenudos de los ochenta. Vivía el sueño del rock’n roll a tope… hasta que lo echaron de la banda. Veinte años más tarde, Fish es un oficinista marchito que contempla el gran éxito de sus antiguos compañeros. Un día, un sobrino de Fish le ofrece la posibilidad de tocar en una banda que ha formado con varios colegas del instituto. Y Fish, veinte años mayor que los chavales, se pone a tocar con ellos en el garaje de su hermana.
El inglés Peter Cattaneo (1964) sigue fiel al estilo de sus películas precedentes, Lucky Break (2001) y The Full Monty (1997), con otra divertida comedia social en la que la sal gruesa se ha reducido bastante, aunque queden pellizcos en algunas situaciones. Si no fuera por algunos diálogos subidos de tono aunque bienintencionados, la trama de superación de personajes en busca de hacer realidad un sueño podría pasar por la de la típica película de Disney.
El resultado final de esta simpática y gamberra humorada, moderadamente satírica, es entretenido y ameno, en buena medida gracias a una música que suena muy bien y al buen trabajo de los actores. El retrato que se hace de la familia, de los adolescentes y de los productores musicales es inteligente y, a ratos, desternillante.