Hedvig es una niña de 11 años que oculta un secreto… Su padre es Superleón, un héroe local un tanto peculiar, que ayuda a su ciudad a resolver los problemas grandes y pequeños del día a día.
El cargo de Superleón es hereditario, pero nadie ha preparado a Hedvig para ello. Cuando, de manera precipitada, debe llevar a cabo ese “encargo”, su ilusión inicial se verá dañada por un giro interesante de la historia que mantendrá al espectador expectante hasta el final de la cinta.
El argumento recuerda a Los Increíbles y, como el clásico de Pixar, es una película muy entretenida. Pero no solo eso. Hay una carga didáctica muy interesante con mensajes positivos muy claros que llegan a los pequeños… y a los adultos.
Mensajes como la necesidad del trabajo duro para desarrollar los talentos, sin dejarse llevar por el desánimo ni rendirse. La importancia de tener referentes en los adultos y el valor de la verdadera amistad. O cómo muestra la película que el abuso de los videojuegos puede ser perjudicial para encontrar soluciones en el mundo real. Sin demonizar, al mismo tiempo, estos juegos, que –bien usados– pueden ser útiles para desarrollar la lógica.
Hay también enseñanzas para los padres, sobre aspectos que a veces pueden caer en el olvido como la necesidad de estar presentes en la vida de nuestros hijos (el padre reconoce en la cinta que cuando su mujer falleció, se dejó absorber por su “trabajo”), combinar la exigencia con la comprensión y la valoración de los talentos de cada hijo, o la gran ayuda de los abuelos en la unidad familiar y para establecer vínculos con el pasado (es acertadísimo, además de cómico, el personaje de la abuela heroína, ya jubilada).
Los niños y los adultos disfrutarán además de una cuidada estética que recuerda a los comics antiguos; no es baladí que el diseño de los personajes sea de Carter Goodrich, famosísimo ilustrador de cintas como Coco, Ratatouille o la saga Gru.
La cinta, dirigida por el noruego Rasmus A. Sirverten, cineasta con un amplio recorrido en la animación, ha sido ganadora del festival de cine intantil TIFF Junior de Noruega y sería una pena que, por no llevar el sello de Pixar, pasara desapercibida en la cartelera, porque podría jugar en la “Liga de los grandes”, siempre dispuestos a conquistar al público familiar en verano.