La realizadora de 63 años Claire Denis dirige y escribe con Marie N’Diaye este drama ambientado en un país de África de habla francesa que sufre la inseguridad de una guerra civil no declarada, con grupos que saquean y asesinan, empleando muchas veces a niños soldados.
Una emisora de radio incita al odio contra los blancos (es espeluznante escuchar al actor desbordante de odio pidiendo que se elimine al white material). Pero María Vial, blanca y cerca de los 60, propietaria de una plantación de café, separada de su marido y con un hijo drogadicto que vegeta en su casa, se niega a marcharse de la propiedad que pertenece a su suegro.
Lo que cuenta esta película tiene interés, y la realizadora intenta aportarle sentido trágico; pero hay dos grandes obstáculos. Uno es la sobredosis de Isabelle Huppert, presente en cada plano de una película que se rinde a la contemplación de una actriz que puede resultar empalagosa si se lo propone. El otro es la manera de cerrar la historia y de abocetar personajes que tienen poco recorrido, resultando casi grotescos. Se echan de menos contrapuntos y se abusa del tono alucinógeno. Quizá la historia tendría más interés contada desde el punto de vista de los africanos negros.