Una princesa está viajando por Europa. Un día, decide bajar a la calle y comportarse como una romana más. A sus 24 años Audrey Hepburn ganó el Oscar con esta película dirigida por el siempre brillante Wyler. El estupendo guión es de Dalton Trumbo, que por estar en la lista negra de McCarthy tuvo que firmar con seudónimo y no pudo recoger el Oscar.
La edición de coleccionista presenta una copia restaurada y cuenta entre los extras tres interesantes reportajes: uno sobre el rodaje (se aprecia la arrolladora simpatía de Hepburn en la célebre prueba de casting y en la secuencia de la Boca de la Verdad), otro sobre Wyler y el último sobre la diseñadora de vestuario, Edith Heath, ganadora de 8 Oscars y una leyenda de la profesión.
Todos hablan de la actriz y me parece justo dedicar un homenaje a Gregory Peck (1916-2003), un médico californiano que quiso ser actor, convencido de que crear personajes íntegros también tenía su mérito. Me parece uno de los grandes héroes del cine norteamericano. La fotografía es de Planer y Alekan, un maestro que trabajó con Jean Coucteau en La bella y la bestia (1944) y con Wim Wenders en El cielo sobre Berlín (1987).