Amable película familiar francesa, secuela de Mamá se fue de viaje (2020), que repite fórmula y añade una subtrama: Antoine, el padre de familia, ha perdido su empleo. La mitad de los gags tienen que ver con el ego herido de Antoine. Mientras que Julie, su mujer, retoma su profesión de abogado. Cuando se disponen a partir de vacaciones -invitados por su cuñado-, surge un caso importante que puede relanzar la carrera de Julie. Antoine parte solo con sus hijos.
La película ganaría mucho si los cuatro retoños de Antoine y Julie tuvieran vida e hicieran algo más que incordiar a su padre. También ganaría si viéramos más a la excelente Aure Atika (Julie) y no solo a Franck Dubosc (Antoine). Pero es una apuesta a favor de la familia y de la lucha conjunta por superar los obstáculos a pesar de las debilidades de cada uno. Y, de paso, hace valorar más las realizaciones familiares de Santiago Segura.