Venganza cuenta la historia de Bryan (Liam Neeson), espía retirado, que ha estado demasiado tiempo fuera de casa y ahora quiere recuperar el tiempo perdido con su hija. Ese es el desgraciado momento que eligen unos mafiosos albaneses para secuestrar a la joven y utilizarla en su red de prostitución clandestina en pleno París. La película se convierte en una carrera de obstáculos, que funciona como un mecanismo de relojería bien ajustado.
Está claro Venganza no tiene pretensiones, y ese es su principal mérito: se trata de un pequeño thriller de acción con el sello de Luc Besson, productor y guionista de este título y de casi todas las películas de acción francesas de los últimos veinte años (Taxi, Transporter…). Cabe destacar que, a diferencia de los dos títulos mencionados, la cinta se aleja de las fantasías delirantes de las películas de espías, y da a las peleas y persecuciones un tono realista que, paradójicamente, resulta muy violento y, por momentos, desagradable. Con todo, hay que agradecer al joven director Pierre Morel, cuya única película anterior, Distrito 13, era otro thriller de la casa Besson, que al tratar de temas sórdidos evite el mal gusto y apenas haya imágenes ofensivas.
Finalmente hay que celebrar la recuperación de Liam Neeson, un gran actor que llevaba tiempo sin un papel a su altura.