De manera casual se encuentran en un tren una mujer que acaba de ingresar a su marido en un psiquiátrico, y un psiquiatra dispuesto a contar los casos más extraños que ha visto en consulta. La conversación termina siendo un paseo delirante y morboso por los recovecos más abyectos de la mente y el comportamiento humanos.
Con el aplauso general de la crítica, muy dada a elogiar este tipo de cine, se estrenó en el Festival de Sitges la ópera prima de Aritz Moreno, que adapta la novela homónima de Antonio Orejudo. El notable nivel de producción y un elenco de actores solventes no impiden que esta propuesta tan enfermiza y marginal desde el punto de vista narrativo se sume a la lista de películas minoritarias para espectadores con estómago a prueba de bombas.