Érase una vez en Hollywood, las parejas –guapo él, guapa ella; carismática ella, carismático él– se enamoraban y peleaban con idéntica pasión y con idéntica ironía. Los abrazos y los cuchillos se alternaban por ocupar la pantalla grande. Las historias empezaban, se embrollaban y al final se solucionaban. Casi siempre, con un The end después del beso. Érase una vez el Hollywood de La fiera de mi niña, La costilla de Adán o Historias de Filadelfia, el Hollywood de Cary Grant, Katherine Herpburn, Humphrey Bogart o Lauren Bacall.
Y no seré yo quien compare Viaje al paraíso con estas otras obras maestras del cine, pero sí hay que elogiar la indisimulada referencia a la comedia romántica clásica en esta sencilla historia de un matrimonio divorciado desde hace 20 años que decide enterrar el hacha de guerra para que su hija no malogre su vida como ellos. Ol Parker (El exótico hotel Marigold) no tiene ningún problema en presentar una película que sigue a rajatabla las leyes del género, con su narrativa clásica, sus diálogos esculpidos en réplicas y contrarréplicas y, sobre todo, sus magnéticos protagonistas.
Es la tercera vez que George Clooney y Julia Roberts trabajan juntos (Ocean’s Eleven, Ocean’s Twelve y Money Monster), y se nota –lo comprobamos en los créditos– que han disfrutado en esta historia de segundas oportunidades.
Además de la innegable química entre los actores y de algunos momentos muy divertidos y autoparódicos –y que dan lugar a otra subtrama muy entretenida de guerra, esta vez no de sexo, sino generacional–, la película se beneficia de unos magníficos escenarios y unos cuidados valores de producción. En resumen, cine, algunos dirán que viejuno, pero cien por cien disfrutable.
Ana Sánchez de la Nieta
@AnaSanchezNieta