Supone esta película la tercera hoja de un tríptico del norirlandés de 43 años Tomm Moore, fundador y director del estudio Cartoon Saloon, que coproduce con la compañía luxemburguesa Mélusine para Apple.
En 2009 Moore estrenó El secreto del Libro de Kells y en 2014 La canción del mar. Ambas películas, de extraordinaria calidad formal y material, capturaban en buena medida las esencias del alma tradicional irlandesa. Es nuevamente la Isla Esmeralda el escenario de las aventuras de Robyn Goodfellowe, una niña inglesa, hija de un soldado a las órdenes del Lord Protector Oliver Cromwell que ha ordenado acabar con los lobos del condado de Kilkenny y quemar los bosques para extender los cultivos. Estamos en 1650 y los irlandeses han sido sometidos por los ingleses tras una durísima guerra de tres años.
Nuevamente, Moore maneja un guion fascinante de Will Collins en el que la tradición mítica se presenta de una manera muy atractiva, con personajes llenos de simpatía y desparpajo que viven aventuras trepidantes en las que el elemento fantástico se incorpora de una manera muy inteligente. La amistad y la filiación se convierten en los ejes de una historia arrolladora, con un protagonismo femenino similar al de La princesa Mononoke, la obra maestra del japonés Hayao Miyazaki.
Moore y su equipo manejan la animación 2D de forma excepcional con unos diseños de personaje, unas atmósferas y un tratamiento del movimiento humano y animal en sintonía con la naturaleza exuberante y el pueblo amurallado de deslumbrante belleza, al ritmo de la música del compositor francés Bruno Colais y del grupo Kíla. La paleta de colores otoñales de esta película llena de vitalidad y emoción resulta cautivadora. Casi nadie ha manejado la línea y la forma con geometrías agudas en la historia de la animación como lo hace el estudio Cartoon Saloon. El personaje de Mebh, la niña-loba, es prodigioso, también por un doblaje original cuidadísimo.