Zootrópolis representa una gigantesca ciudad poblada por todo tipo de gente, en este caso, todo tipo de animales. En Zootrópolis puedes ser lo que quieras, dice el eslogan. Zootrópolis cuenta la historia de Judy Hopps, su viaje a la gran ciudad y cómo la primera conejita de la policía persiguió su sueño y triunfó, a pesar de que trabajó en un medio que era coto exclusivo de animales más grandes y fuertes.
Dirigen esta película Byron Howard (Enredados, Bolt) y Rich Moore (¡Rompe Ralph!), con la ayuda de Jared Bush, coguionista. El guion es atrevido: una historia larga y compleja, en la que la aventura de la simpática Judy Hopps tiene un desarrollo dramático, se convierte en un thriller con más de un giro inesperado. ¿Es posible que los más pequeños mantengan la concentración durante más de una hora y media? Hay quien lo duda. Lo cierto es que la calidad de la animación –extraordinaria–, el ritmo, y la capacidad para encontrar continuos gags visuales en un mundo poblado por animales con distintas idiosincrasias y tamaños están ahí. Estos gags están especialmente logrados por sus guiños –hay muchos– a clásicos policiales y de gangsters.
Pero además esta historia no es una simple transposición de nuestro mundo al mundo animal, que hará las delicias de los más pequeños, sino una reflexión sobre lo que nos hace humanos y lo fácil que es dejar que los malos instintos campen libremente y volvamos (o acabemos) en la jungla. También defiende una serie de virtudes humanas y familiares, como suele hacer la factoría Disney.
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