La catedral de Toledo es uno de los templos más bellos del mundo. Sin embargo, en la era del sobreturismo y de la falta de atención, es difícil que sus visitantes consigan profundizar en la intrahistoria y la espiritualidad que propone esta joya del gótico español. Por eso, de cara a su octavo centenario, que tendrá lugar en 2026, la catedral primada de España presenta Lumina, un espectáculo audiovisual nocturno que muestra el edificio y su patrimonio a través de videomapping, luz y sonido.
Este tipo de exhibiciones ya se están llevando a cabo en otros templos icónicos, pero en ninguno de una forma tan conseguida. En este caso, siete años (y una pandemia) después de que comenzara a trabajarse el proyecto, por fin en diciembre pasado comenzaron los pases de un espectáculo que, de momento, no tiene fecha de cierre.
Lo mejor de Lumina es su casi perfecta proporción entre oscuridad y luz, entre silencios, voz y música, cuyo resultado final es la manera más piadosa de hacer turismo en una iglesia en el siglo XXI. El recorrido no ofrece muchos datos ni una explicación artística o religiosa, sino más bien una experiencia inmersiva de belleza que pone el foco sobre detalles que a veces pasan desapercibidos y ayuda a comprender mejor el tesoro espiritual que custodian los muros del edificio: la filiación divina, el amor a la Virgen, la potestad de Pedro… o una espectacular proyección de la Eucaristía sobre el Transparente de Narciso Tomé.
Lumina sigue la estela de otros proyectos que, desde hace años, buscan dar difusión al Patrimonio de la Iglesia y ayudar a profundizar en su significado, como ya apuntaban en su día las exposiciones de “Las Edades del Hombre”. La tecnología facilita que se entrelacen todos los discursos que rodean a un templo de estas características –histórico, artístico y espiritual– en un guion que tiene más de contemplativo que de omnicomprensivo o catequético.
Un espectáculo sugerente que aporta un aliciente nuevo a la cada vez más completa oferta cultural de la ciudad de Toledo.