Que el arte cinematográfico sea un testimonio de la sociedad de su tiempo es algo que hoy muy pocos dudan. Que pueda ser una fuente documental para la historia contemporánea es lo que este libro se propone hacer ver, partiendo de la experiencia que el autor tiene como profesor del Departamento de Historia contemporánea de la Universidad de Barcelona. La corta historia del cine, en comparación con las demás artes, hace quizá todavía más difícil valorar sus muchas posibilidades, ampliadas en las últimas décadas con la difusión del vídeo.
Un campo importante de estas posibilidades puede ser la enseñanza. En la actualidad, algunos profesores comienzan ya a añadir títulos de películas entre la bibliografía de determinadas materias como puede ser la Historia Contemporánea. El presente libro parte de la idea de que el cine debe ocupar en los centros docentes el lugar que le corresponde como hecho cultural de primera magnitud, tratando de hacer que desaparezca el carácter que se le ha dado de mero entretenimiento y resaltando sus valores educativos y culturales. Para esto hará falta no sólo una formación adecuada del profesorado, sino también disponer de instrumentos apropiados, como es el último trabajo del profesor Caparrós.
En esta obra, el autor, siguiendo al profesor Marc Ferro, de la escuela francesa de Annales, analiza la relación cine-historia desde un doble punto de vista. Por un lado, el cine nos puede servir para aproximarnos a una determinada época o acontecimiento histórico. Son aquellas películas que, sin pretender «hacer historia», describen fielmente el ambiente de una determinada época -pensemos en el neorrealismo italiano: Roma, città aperta, o Ladrón de bicicletas- o bien lo hacen indirectamente evocando una época a partir de un relato de ficción: Lo que el viento se llevó, Un hombre para la eternidad o Lawrence de Arabia, serían buenos ejemplos de esto último. Por otro lado, estarían las películas que realmente pueden «hacer historia», bien en el sentido de «reescribir» la interpretación de un determinado acontecimiento, bien en el de incidir en las mentalidades, las opciones políticas o los comportamientos de las masas, de modo que puedan incluso cambiar el curso de los acontecimientos. Qué duda cabe que películas como El acorazado Potemkin, El gran dictador, La gran ilusión o, más recientemente, Grita libertad, podrían situarse en este último grupo.
La obra se articula en 25 capítulos que se centran en otros tantos acontecimientos de la historia contemporánea, desde la Revolución Francesa hasta la guerra de Vietnam, seleccionando en cada caso las películas que el autor considera paradigmáticas o más representativas sobre tales hitos.
Vicente Huerta