Alba Clásica. Barcelona (1997). 126 págs. 1.200 ptas.
Cuando contaba ventitrés años, Rainer Maria Rilke (1875-1926) escribió este pequeño libro bajo el subtítulo Historias cortas y apuntes. Se trata de once relatos breves en los que el gran poeta checo deja ya traslucir -aunque veladamente- lo que será su obra posterior.
A lo largo de la vida sorprende por la claridad del lenguaje. Al contrario de lo que muestra en su madurez, el Rilke joven apuesta por el argumento explícito, directo, que dista mucho de la misteriosa complejidad de sus obras más célebres. Los protagonistas de estos relatos son siempre personas sencillas, a veces marcadamente vulgares, pertenecientes a la pequeña burguesía. El poeta las ve con un desapego nada romántico, que le da pie para descubrir una de sus facetas menos conocidas, la ironía.
Casi todos los personajes que circulan por estas páginas sufren un desengaño, que a veces es resumen de toda una vida, y otras, sólo un suceso puntual. La mayoría de las historias dejan una impresión agridulce, como si el autor quisiera dar fe de la tristeza provocada por la contemplación de las pequeñas mezquindades de las personas y de lo efímero de sus afanes.
Que esta obra es un esbozo de los grandes temas del autor de Las elegías de Duino está claramente expresado en algunos cuentos de gran altura. El cuidado formal y el lirismo está presente en toda la obra, pero es en los dos últimos relatos -Todas en una y Unidos- donde Rilke muestra especialmente su peculiar exaltación de «lo abierto», traducida, en su hacer literario y en su propia vida, en una arrebatadora e inquieta fascinación ante Dios, la belleza y la muerte.
Pablo de Santiago