“La memoria es un acto creativo: elige, construye, decide, excluye; la novela de la memoria es el juego más puro que tenemos”, escribe Ida Laquidara, la narradora-protagonista de esta novela sobre los efectos de los recuerdos y los sueños en su alma.
Ida es natural de Mesina, en Sicilia, ciudad que abandonó a los veinte años para separarse de su madre y estudiar y trabajar en Roma. Ahora tiene treinta y tres años, está casada con Pietro, y ha recibido una llamada de su madre para que regrese. Su madre está haciendo obras en la casa familiar con la intención de venderla y le pide que elija lo que quiere llevarse y lo que hay que tirar.
El regreso se convierte en un duro ajuste de cuentas consigo misma y con su madre. Ida, que ahora se ha convertido en una exitosa escritora de “historias verdaderas ficticias” para la radio, se reencuentra de lleno con los fantasmas de un pasado que sigue marcando el ritmo de su vida presente.
La clave es la transformación que sufrió su vida a los trece años, cuando su padre, profesor de latín y griego en un instituto, enfermo y sumergido en una profunda depresión, abandonó la casa y desapareció por completo de sus vidas. Desde entonces no saben nada de él, aunque su sombra determina las relaciones entre madre e hija y también la vida de cada una de ellas. En ese viaje, Ida vuelve a enfrentarse a estos dramáticos hechos, que en la novela adquieren el carácter simbólico de una caja roja que guarda en su habitación.
Todo está contado con mucha sensibilidad y naturalidad, y bajo la influencia de la escritora Natalia Ginzburg, citada al principio de la novela. La autora tiene la habilidad de retratar muy bien el mundo interior de Ida –lleno de espinas– y la relación con su absorbente madre, su padre, su casa, su pasado… Sin embargo, Ida parece excesivamente enrocada en sus sentimientos; el análisis de ese mundo interior sirve para describir la mentalidad de ciertas personas, atrapadas en un solipsismo victimista.
Nadia Terranova (Mesina, 1978) es autora de dos novelas y de libros infantiles. Con Adiós fantasmas, de 2018, fue finalista del premio Strega.