Bastantes libros de autoayuda fomentan una autoestima engañosa y una felicidad simplona. En un intento de paliar esas deficiencias antropológicas, Michel Esparza escribió en 2003 La autoestima del cristiano (Ed. Belaqva), que tuvo una buena acogida, y lo completa ahora con Amor y autoestima. El primer ensayo indagaba en los peligros del orgullo; el segundo se centra en la relación entre autoestima y calidad del amor.
Este ensayo, a la vez reflexivo y didáctico, contiene un análisis de la madurez humana y del amor ideal, así como una serie de remedios para quienes tienden al perfeccionismo y se desaniman fácilmente al constatar sus fallos. El hilo argumental es claro: puesto que necesitamos ser amados para mejorar la relación con nosotros mismos y con los demás, el Amor de Dios supondrá una ayuda decisiva.
La primera parte del libro se centra en los diversos problemas que genera el orgullo. Al estudio de las fases para la maduración de las personas, se une después un análisis realista del amor ideal, de sus cualidades y de las claves para salvar sus inconvenientes habituales. Se estudia también la relación entre humildad y autoestima, el recto amor a uno mismo, el autoengaño, el cultivo y respeto de la propia personalidad y las patologías que origina el autorechazo.
En la segunda parte se desgrana la vía del Amor de Dios como la mejor fuente de autoestima. Según Esparza eso implica entrar de lleno en ese Amor de Dios, incondicional y misericordioso, que Cristo nos ha revelado y que supone una fuente de esperanza para personas conscientes de sus defectos.
El tono es sencillo y profundo. Está bien argumentado. No faltan citas bien colocadas, que amenizan el contenido, como si fueran pausas de silencio en un discurso perfectamente hilvanado.