Alba. Barcelona (2004). 144 págs. 13,50 €. Traducción: Lidia Álvarez Grifoll.
Wolfgang Koeppen (1906-1996) es conocido por su obra maestra la trilogía «Palomas en la hierba» (1951), «El invernadero» (1952) y «Muerte en Roma» (1954, ver servicio 164/02). «Anotaciones…» nace del manuscrito redactado por el judío alemán Jakob Littner sobre su experiencia durante la persecución nazi, al que Koeppen dio forma literaria en 1948.
Probablemente Koeppen tuvo que seleccionar los fragmentos más adecuados desde el punto de vista literario, lo cual se refleja en la estructura del libro: una serie de viñetas continua, sin división de capítulos, como fotografías de un álbum. Siguen una cronología estricta, desde los primeros disturbios contra los judíos en Múnich, donde Littner era comerciante de filatelia, pasando por su huida a Praga, hasta su reclusión en el gueto polaco de Zbaraz, donde los nazis le dan alcance en su avance hacia Moscú. Allí sobrevive a la masacre escondiéndose durante meses en un mísero agujero -el «agujero bajo tierra»- en el sótano de una mansión nobiliaria, hasta su liberación por la contraofensiva soviética.
Causa una impresión muy poderosa el estilo lacónico y seco con que Koeppen relata los acontecimientos. A esta distancia impuesta por el narrador, se unen las reflexiones de Littner. Como testimonio del holocausto, el ingrediente principal es el estupor, el desconcierto radical ante una situación que no tiene ningún sentido. Se hace quizás especial hincapié en que la maldad no fue privativa de los nazis, sino que tantas veces fueron incluso peores las milicias ucranianas, o las mismas milicias judías que colaboraban con el régimen para salvar la piel. Littner llega a la conclusión de que el gran drama del holocausto no fue un conflicto racial, sino manifestación de la secular lucha entre el bien y el mal, entre una cobardía y mala voluntad generalizadas, y la actuación heroica de unos pocos que salvaron muchas vidas: «entre gente buena», dice Littner, «todo el planeta podría ser la Tierra Prometida».
La aportación más significativa de este testimonio es que no se reduce a un anecdotario truculento, sino que conforma un relato sobre la grandeza moral en situaciones extremas. La historia muestra la sorpresa de un judío que, pese a su falta inicial de fe, se topa dentro de sí con una confianza inquebrantable en un Dios bondadoso, que salva milagrosamente a sus hijos; así como con la convicción profunda de que es mejor padecer la injusticia que cometerla, y que quizá el perdón sea el único escape posible a la espiral del mal.
César González Cantón