Carlos Pujol (Barcelona, 1936), poeta, novelista y ensayista, es un caso bastante singular en el panorama de las letras españolas, porque su humor parece llegado de otras latitudes. En su última novela, nos ofrece un nuevo ejemplo, como ya hiciera, entre otras, en dos obras anteriores, protagonizadas por Sherlock Holmes. Antes del invierno se desarrolla en Barcelona durante los meses de un otoño de la postguerra española, con Europa en pleno conflicto bélico, cuando aún no se sabe de qué lado se decantará la victoria. En este ambiente, Emilio, el protagonista y narrador, que acaba de volver de Londres -donde ha vivido durante varios años y se ha separado de su mujer-, se encuentra con Gonzalo, su único hijo, un poeta falangista. Sin embargo, en vez de recuperar la paz, se verá envuelto en un pintoresco caso de espionaje.
En la trama hay ya una primera ironía sobre el género de espionaje, porque aquí se trata de unos espías de medio pelo. También en clave de humor, de un humor suave, inteligente, carente de toda estridencia y grosería, el autor nos hace reflexionar sobre la vejez, la soledad, las guerras interiores de los protagonistas, las relaciones entre padres e hijos… Por eso, tienen mucha importancia los diálogos, en los que casi tan destacable es lo que se dice como lo que se calla. El tono podría calificarse de humor inglés, aunque, a su vez, Pujol ironiza sobre este tópico.
En el trasfondo, hay una actitud compasiva hacia el hombre de hoy, escéptico y desnortado. Está muy conseguido el ambiente de la pensión en la que se aloja el protagonista, con el profesor obsesionado con Virgilio, la viuda que siempre lee la misma novela romántica o la dueña y sus obsesiones. Junto al tono de ironía, no faltan, como suele ser habitual en Carlos Pujol, las referencias culturales, bien engarzadas en el conjunto de la trama y sin ningún tono pedante. Se trata de una invitación a leer y a pensar. La narración tiene también su parte de homenaje a la Barcelona de aquellos años de penuria, a través el deambular del protagonista por sus calles. Una novela interesante, sutil, con el estilo cuidado propio del autor, y muy bien editada.