Es abundante la literatura sobre la Segunda Guerra Mundial, uno de los temas más tratados del siglo XX. Pero hay escasas novelas que estén ambientadas en Italia. En Bajo un cielo escarlata, Mark Sullivan, escritor estadounidense especialista en libros de suspense, enhebra recursos de ficción con hechos reales que el protagonista, Pino Lella, le transmitió personalmente. Con ese material construye un relato de tinte épico cuyo hilo central es el heroísmo.
En 1943 Pino vive con sus padres en Milán, ciudad que comienza a estar salpicada por brotes de violencia en pleno fascismo. Como tantos jóvenes de su edad, Pino se involucra en operaciones clandestinas de ayuda a los judíos, tarea en la que conoce a Anna, que se convierte en el amor de su vida. Su padre, para protegerle, le envía una temporada a los Alpes a colaborar con un sacerdote que ayuda los refugiados y que entrena a Pino físicamente en la montaña. Cuando regresa a Milán, su hogar ha sido bombardeado y, por una serie de circunstancias, se ve forzado a alistarse en el ejército alemán. Con 18 años se convierte en el chofer del comandante Hans Leyers, estrecho colaborador de Hitler, aunque Pino sigue realizando tareas de espionaje y suministrando datos a la Resistencia.
En sus viajes es testigo del horror nazi y de la violencia gratuita ejercida sobre inocentes, sufrimiento y rabia que tendrá que disimular con habilidad ante su jefe, quien parece tener una confianza total en él, y continúa viéndose con Anna, arriesgándose cada vez más.
La novela está muy bien ambientada desde el punto de vista histórico y refleja cuestiones de interés, como la lucha entre los partisanos y los seguidores de Mussolini, o el valioso trabajo realizado por el cardenal Schuster, de Milán, durante la Segunda Guerra Mundial. Sullivan logra un acertado perfil del protagonista, un peculiar héroe en el que se descubre cómo la participación en un conflicto bélico transforma a las personas. Bajo un cielo escarlata aúna romanticismo, ideales, sentido transcendente y drama.
