Bajo una estrella cruel contiene las memorias de la autora (Praga, 1919-2010), escritas en 1973, inéditas en castellano y que comprenden un período que va desde 1941 hasta 1968, años en los que en la ciudad de Praga sufre primero el terror nazi y luego el estalinista.
De origen judío y de familia culta y acomodada, fue llevada con su familia al gueto de Lodz, en Polonia, en la gran deportación judía de Praga de 1941. Como ya estamos muy acostumbrados a relatos sobre el Holocausto, estas primeras páginas pueden afectarnos menos, aunque están escritas con mucha fuerza y revelan algunos datos menos conocidos sobre aquellos sucesos, como la ignorancia de algunos de los que empleaban como mano de obra de los campos, que desconocían lo que estaba pasando realmente allí. Esta primera parte está escrita con sobriedad, sin odio, pero con un estilo muy realista.
Heda, sin embargo, escapa al destino de la mayoría de los prisioneros en el campo –y de su propia familia– y, con otras amigas checas, logra huir y regresar a Praga. Allí sus antiguas amistades le dan la espalda por miedo a los invasores nazis. En esas circunstancias, “ahora buscaba un ser humano cuya humanidad fuera mayor que su miedo”.
Al final de la guerra, con el golpe de estado del año 1948 y la llegada del Partido Comunista al poder, Heda se casa con Rudolf Margolius, también judío y que, como ella, ha estado en un campo de concentración. Tienen un hijo, Iván, que acabará siendo lo único que le quede a Heda en la vida.
Margolius es un idealista que ve en el comunismo el remedio de todos los males; Heda es más escéptica, aunque, contagiada por el entusiasmo de su marido, acaba también afiliándose al partido. En 1952, Margolius ocupó el cargo de Secretario de Estado de Comercio Exterior; sin embargo, en una de las primeras purgas estalinistas, cayó en desgracia y fue condenado a muerte acusado de alta traición.
Heda y su hijo pequeño, despreciados por el régimen comunista, sufrieron desde entonces innumerables vejaciones. Además de describir los increíbles hechos que padecieron, en estas páginas, excelentes, Heda se explaya en consideraciones sobre el comunismo, la condición humana y las actuaciones de los propios checos, explicando las perversiones e injusticias cometidas para construir un partido absoluto, que aplasta todo atisbo de libertad y de autonomía. Sus memorias finalizan con la Primavera de Praga de 1968.
El relato de Heda ayuda a esclarecer esta parte de la historia europea que ha quedado oscurecida por la locura nazi, pero que es tan tremenda como aquella.