Una vez más, en una obra de un autor israelí aparece el problema del origen, de las raíces. En esta novela de Itamar Orlev (Jerusalén, 1975), una mujer judía polaca emigra con sus hijos a Israel dejando a su marido –que no era judío– en su tierra natal, Polonia. Esta vuelta supone alejarse de un hombre que no se preocupaba de la familia y que la maltrataba constantemente. Una vez llegados a Israel, de los cuatro hijos, tres emigran a otros países y solo el más pequeño, Tadeusz, se queda con la madre en Jerusalén. Tadeusz se casa, tiene un hijo, pero su mujer le abandona porque no ve en él el hombre trabajador que pensaba que era.
En estas circunstancias, y al enterarse que dos de sus hermanos han vuelto a tener contacto con su padre, decide…
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