Con frecuencia, las referencias al mundo clásico omiten la contribución de Bizancio, pero a decir verdad es allí, en concreto en Constantinopla, donde se asegura la continuidad de la cultura grecorromana y la pervivencia de la idea imperial a lo largo de la Edad Media. Bizancio es, en gran medida, la síntesis de los pueblos mediterráneos y, si es posible decirlo así, representa los preliminares de Europa: las dificultades del encuentro entre culturas, la ardua tarea de constituirse en encrucijada de Occidente y Oriente.
Sería un simplismo creer que Bizancio fue más corrupta o cruel que otros períodos históricos, aunque este mito haya permeado el imaginario popular. David Hernández de la Fuente ofrece un breve repaso histórico de lo que supu…
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