Lumen. Barcelona (2004). 378 págs. 18,90 €. Traducción: Joan Riambau Möller.
La editorial Lumen se ha propuesto redescubrir a Dawn Powell (1896-1965), escritora norteamericana contemporánea y amiga de autores como Scott Fitzgerald, Hemingway o Dorothy Parker. Su producción literaria abarca varias novelas, obras de teatro, diarios y numerosos relatos cortos. Café Julien es una de sus últimas novelas, correspondiente al ciclo de Nueva York.
El libro comienza con Denir Orphen, personaje habitual de las novelas de Powell, sentado a una de las mesas del Café, desde la que pinta un cuadro del Nueva York de la posguerra. A partir de aquí, se suceden las acciones y personajes en el ambiente de la bohemia artística de la gran ciudad americana, que tan bien conocía Powell. El Café es el polo en torno al cual giran, entran y salen, los diversos personajes -algunos ya conocidos de otras obras-, quienes, con sus pequeñas historias a menudo independientes, forman el verdadero relato que tiene a Nueva York como protagonista. El libro termina con un Denir Orphen que, ausente durante todo el libro, levanta acta de la desaparición del Café Julien -sustituido por un bloque de viviendas- y, con este, de una fauna que se esfuma sin dejar rastro, tal como se anticipaba en su vivir.
Técnicamente, la novela es impecable. Mantiene el ritmo de la narración con maestría, y el estilo es transparente y pulido, con una sencillez engañosa que revela un dominio notable del idioma, como corresponde a una novela de madurez. A esto hay que unir la excepcional capacidad de la autora para percibir y diseccionar el complejo mundo de emociones, sentimientos e ideas en que se mueven los personajes; no hay ninguno que quede desdibujado o caiga en el estereotipo.
Café Julien es, sobre todo, un enorme expositor de relaciones humanas. En especial, muestra personajes que buscan amor, sin conseguir unirse. Quizás sea la soledad el sentimiento que más atrae la atención de Powell, el leit motiv bajo la superficie de la narración. Pero no hay ni una pizca de amargura o pesimismo en su análisis; cosa nada fácil. Mantiene siempre una mirada misericordiosa sobre las innegables miserias de sus personajes, haciéndolos muy humanos. Powell no entiende que su misión sea juzgar, más allá del límite de una ironía amable que a veces provoca verdadera hilaridad, y que muestra la fatuidad de las cosas humanas junto a la pequeña grandeza que tiene siempre la búsqueda de un sentido para la propia vida.
Café Julien es una novela de gran calidad literaria, que divierte y llega a emocionar en muchos momentos, y que constituye también un documento de época del Nueva York de los años 20.
César González Cantón