Reúne este volumen una selección de los artículos que el escritor Josep Pla (1897-1981) publicó durante casi cuatro décadas en la revista Destino. Esta revista, nacida en Burgos durante la guerra civil de la mano de Ignacio Agustí y Josep Vergés, continuó editándose después en Barcelona hasta su desaparición en 1980. Pla escribió todas las semanas desde el 24 de febrero de 1940, fecha de su primer artículo, hasta 1975, cuando la cabecera cambió de dueño, y luego con colaboraciones esporádicas hasta su cierre. Xavier Febrés, autor de un muy interesante prólogo, ha seleccionado 50 artículos, que abarcan los habituales temas del autor.
Estos textos no habían sido publicados hasta ahora en ningún volumen. Pero, como suele ser habitual en el autor catalán, muchos los aprovechó en parte o enteros en otros de sus libros.
Para Febrés, Pla “practicó un periodismo literario con sello propio, un articulismo de autor de la estirpe de Baroja, Camba y Chaves Nogales, o de coetáneos catalanes como Eugenio d’Ors, Gaziel o Josep M. de Sagarra”. En sus artículos, combina Pla su cosmopolitismo (aparecen frecuentes viajes por el norte de Europa, Francia e Italia) y su localismo ilustrado. Después de la guerra civil, se instaló en la comarca del Ampurdán y nunca volvió a residir en Barcelona. Muchos artículos se refieren a la vida sosegada y tranquila que llevó: “En estos pueblos tan pequeños, la existencia está situada entre dos polos: el hastío, el aburrimiento, el tedio y el avivarse de la curiosidad por la cosa más pequeña, más insignificante, más alejada de nuestros intereses”.
Destacan los artículos en los que plasma sus observaciones de la naturaleza, con muchas notas de lirismo. Literariamente, son los artículos más trabajados y conseguidos: “Describir un paisaje dando con claridad sus líneas maestras, su color y su espíritu es dificilísimo”. Hay artículos sobre sus amigos, sobre escritores catalanes que él admira, como Joaquín Ruyra; artículos donde reflexiona sobre cómo se escribe un artículo; también brillan los textos sobre crítica literaria, como los dedicados a Joseph Conrad, Chéjov y Pío Baroja. Y no faltan los que se refieren a la gastronomía (“Sobre el congrio con guisantes”) y la vida en los balnearios y en los petroleros.
También aparecen sucesos personales, como en los relatos sobre el infarto que sufrió y la temporada de descanso que tuvo que afrontar después; o los que describen sus impresiones sobre la llegada de la vejez. Como la selección abarca varias décadas, observamos también cómo afecta el paso del tiempo a Pla, a sus ideas y a la realidad que le rodea.
A lo largo de los artículos, Pla va trazando un retrato irónico de su tiempo y de su propia persona. Hablando de sí mismo, escribe: “Yo soy un hombre de una indescriptible vulgaridad”. Sabe atrapar lo mejor del costumbrismo local, de los diferentes estados de la naturaleza y de la influencia melancólica del Mediterráneo en su vida: “El Mediterráneo es el mar de la tristeza lúcida, transparente, punzante”.