“Un collage es, como sabemos, la suma de piezas, de pedazos, de fragmentos de origen diverso que no se crearon como elementos artísticos pero que reunidos desde lo distante aportan información de interés tanto en la parte como en el todo”, escribe Emilio Gil, diseñador y artista, en este libro dedicado, como reza su subtítulo, a “lo que cuentan” sus obras. El autor fundó Tau Diseño y es Medalla de Oro al Mérito de las Bellas Artes 2015, así como Académico de la Real Academia de Bellas Artes de San Telmo. También ha sido profesor y autor del libro Pioneros del Diseño Gráfico en España. Su trabajo ha cosechado importante reconocimiento internacional.
El libro contiene una selección de 32 collages realizados entre 1994 y 2019. En sus comentarios, muy variados y amenos, Gil explica sobre el cañamazo de cada obra, sus ingredientes, el origen de las piezas que lo forman y “la información que aporta en sus aspectos formales cada uno de sus fragmentos”. Hay algunos motivos que se repiten, como el atractivo por letras concretas del abecedario, los planos de ciudades y medios de transporte, los recortes de revistas y periódicos, objetos que proceden de materiales modestos que el autor encuentra en sus paseos por diferentes ciudades…
Gil ofrece una reflexión profunda e inteligente sobre el collage y sobre otras cuestiones artísticas, como las superposiciones de planos, la utilización y codificación del color, la profundidad óptica, de dónde nace la creación, etc. Además, el autor aporta su punto de vista sobre el debate en torno a la tarea del diseñador gráfico y la del artista.
Los comentarios del autor ayudan a entender mucho mejor este género tan especial del collage, que algunos han definido como “prácticas colaterales de origen azaroso”. Para Gil, sus collages, “no intentan simbolizar nada” ni tampoco son un rompecabezas. Por eso no tienen título, sino que en la presentación técnica de cada obra, el autor se limita a explicar los fragmentos que ha utilizado en la composición. José María Ribagorda, diseñador y autor del epílogo, define estos collages como haikus visuales.
Para Gil, en los collages, lo importante no es la habilidad manual ni la pericia para representar la realidad, sino “el poderío del artista para plantear elecciones imaginativas” y su habilidad para ensamblar fragmentos muy distintos. De ahí el título del libro, que procede de una reflexión del pintor David Hockney, que definía este arte como “colocar una capa del tiempo sobre otra”, acumulando en los fragmentos que se emplean diferentes estratos y niveles de sentido.