Dos españoles, un profesor universitario y un empresario, comparten una larga espera en el aeropuerto de Pittsburgh. El profesor viaja a Buenos Aires para participar en un congreso sobre Borges; el siguiente destino del empresario trotamundos es Miami. El narrador es Claudio, el profesor de literatura, quien ha asimilado la pedantería lingüística del mundo universitario, llena de tecnicismos y anglicismos, y rechaza por cutre la espontaneidad española del impulsivo ejecutivo Marcelo Abengoa. Este, que lleva la voz cantante, le cuenta algunos pormenores de su vida, entre ellos una apasionada y extraña aventura sexual que tuvo en un hotel de Buenos Aires con Carlota Fainberg, la explosiva esposa del dueño del hotel. Después, Claudio continúa su viaje a Buenos Aires y no resiste la tentación de buscar el hotel en el que Marcelo vivió esta aventura. En ese momento, la historia da un inquietante quiebro, abandona el tono realista y se introduce levemente en el relato gótico.
El origen de esta novela corta está en un relato que Muñoz Molina publicó por entregas en el diario El País en 1994. Ahora, los personajes están más trabajados y Muñoz Molina ha podido desarrollar de manera más extensa algunos de los temas que se apuntaban en el relato original.
Dejando a un lado la anécdota del episodio de los amores, repletos de tópicos sexuales, entre Marcelo y la exótica Carlota Fainberg -lo más débil de la novela-, el aspecto más interesante es el tratamiento que hace Muñoz Molina del discurso del relato y la caracterización de los personajes. De manera bastante original se sitúan en el mismo plano la avasalladora pasión narradora de Abengoa con los intelectualizados comentarios de Claudio. Además, los dos protagonistas aparecen sutilmente caricaturizados, aunque es más corrosiva la crítica que se hace de Claudio y del submundo universitario al que representa. Queda así una novela irónica que es también un homenaje contemporáneo a la pervivencia de la literatura oral.