Editex. Madrid (2002). 133 págs. 5 €.
Carolina es una niña de once años que tiene que abandonar el lugar en el que vive, la Isla del Mediodía, para irse al País de las Estaciones, donde acompañará a su abuela y a su tío durante un año, el tiempo que su madre necesita para poder recuperarse de un parto. El cambio resulta muy brusco. En el País de las Estaciones, su abuela trabaja como bibliotecaria y posee además una maravillosa imaginación, que se traduce en los relatos que a veces cuenta a Carolina. Viven en un pueblo montañoso, en pleno contacto con la naturaleza, uno de los ingredientes más destacados de este bello libro. Pero, por culpa de su color de piel, distinto al de sus compañeros, Carolina se siente discriminada en la escuela. En medio de estas contrariedades, encuentra un gran amigo, Juan.
La novela es un canto a la amistad, al cariño, al amor por los suyos, a la naturaleza. Con un estilo poético, lleno de sugerencias, el autor se mete en la piel de una niña que sufre y que tiene unos sentimientos llenos de bondad. Narrado de una forma tranquila, Ramoneda penetra con suavidad en la psicología de los personajes, describiendo con gran lirismo los paisajes y las leyendas que circulan en el pueblo. La novela es, además, un homenaje a la importancia de la lectura en el proceso de formación de los más pequeños y también una emotiva parábola sobre la solidaridad y el respeto a los demás.
Ángel Amador
