Mondadori. Madrid (1992). 338 págs. 2.975 ptas.
Este volumen incluye un conjunto de cartas dirigidas por Franz Kafka a su amigo el escritor Max Brod, que fue quien salvó la obra de Kafka de la destrucción a la que éste la había condenado.
La obra resulta algo fragmentaria pues no incluye las contestaciones de Max Brod, que sí figuran en el original. Max Brod fue hasta su muerte el único interlocutor válido de Kafka; de ahí que estas cartas desborden intimidad y revelen las claves de su carácter: su atormentado mundo anímico, la desconfianza en sí mismo y su excesivo pesimismo.
El epistolario se centra en tres aspectos: el amoroso, el relativo a su tarea literaria y su enfermedad tuberculoso, que aumentó la tristeza y melancolía de su carácter.
Begoña Lozano