Silvio D’Arzo es el seudónimo del escritor italiano Ezio Comparoni (1920-1952). Esta pequeña novela se publicó en el mismo año de su muerte, con poco más de treinta años.
La leve trama se desarrolla en un pueblo perdido en los Apeninos, en el que el rigor del clima se hace sentir de un modo especial, lo mismo que la belleza de una naturaleza inhóspita. Tiene dos grandes personajes: por un lado, un sacerdote mayor que, aunque conserva el candor de la fe, está de vuelta de muchas cosas después de haber gastado su vida silenciosamente atendiendo a sus pobres feligreses; el otro personaje es una viejecita, Zelinda, lavandera de profesión, que le plantea al cura una pregunta moral tremenda.
Hay toda una tímida fase de acercamiento entre ellos, ya que la anciana no acaba de decidirse a plantear la cuestión que le tiene agudamente preocupada: es una mujer que, si bien no parece frecuentar la iglesia, tiene un alma religiosa en la que los fundamentos de lo correcto están claros. El sacerdote a su vez está inquieto, pues es consciente de que hay algo de suma importancia para la anciana y que ella solo se atreve mostrar a base de titubeos. Al final, después de plantear las bases de su razonamiento, Zelinda es capaz de formular la ansiada pregunta al sacerdote, bajo unas curiosas condiciones. El final no es predecible.
Esta es la historia de un alma sencilla y cándida; pero el relato, aunque lleno de lirismo, es de una crudeza tremenda, mitigada gracias al estilo sobrio y elegante del autor.