Si alguien duda que el cine sea un reflejo de la sociedad, quizá deba leer este ensayo, cuya introducción recuerda además que una película sólo perdura si puede explicar al espectador el momento en que vive. Partiendo de aquí, los autores ofrecen un minucioso estudio del cine contemporáneo para verificar dos rasgos de la realidad cultural actual, a saber, que vivimos en una sociedad y en una cultura narcisistas y que este narcisismo es una mala interpretación del ideal de la autenticidad.
Los autores se fijan sobre todo en el cine de autor, que -como explican en la primera parte del libro- es un cine que transparenta la personalidad o experiencia del guionista/director y, con ello, el grado de conciencia y afrontamiento de los problemas de nuestro tiempo. Y si hay algo que define la actual cultura posmoderna -siguiendo a Lipovetsky, Anatrella o Lasch- es el narcisismo, “una tendencia cultural según la cual la alteridad perdería relevancia ontológica con respecto a la existencia de la propia subjetividad” y que implica un “debilitamiento del nexo entre el yo y el otro, debido a que el sujeto se concibe a sí mismo como su propio ideal” (p. 40). De este modo, Orellana y Martínez distinguen un cine happy-go-lucky que apuesta por la instalación de sus personajes en un presente de diversión. En segundo lugar, un cine apocalíptico, que plantea que no hay solución al malestar del narcisismo. Y, por último, un cine de la autenticidad, que intenta solucionar el problema del narcisismo a partir de la relación con la alteridad.
En la segunda parte del libro, los autores comprueban la presencia de la mentalidad narcisista en el cine actual, perceptible en la crisis de la paternidad, la exaltación de personajes autodestructivos, la permisividad con las drogas blandas, el escapismo del consumo, la certeza nihilista de que no hay nada por lo que vivir, la ubicuidad de las relaciones líquidas y la supresión del sufrimiento mediante el suicidio, el sadismo, el masoquismo y el olvido.
En la tercera parte del libro, Orellana y Martínez estudian una posible superación del narcisismo cultural en el cine a través del ideal de la autenticidad descrito por Charles Taylor. Este moderno ideal de libertad afirma que, para ser auténtico, debo reconocer por mi mismo el ideal de mi vida y también realizarme en un contexto histórico y en las relaciones personales. Ahora bien ¿es posible encontrar, en el cine de hoy, películas que propongan al espectador valores objetivos (bien, verdad, belleza) y, al mismo tiempo, respeten que sea él quien los reconozca como tales? Para los autores, esta posibilidad se da en las historias con espacios narrativos que el espectador debe rellenar con su propia experiencia. Lo cual, en el cine contemporáneo, se ve en las películas multi-protagonista (Grand Canyon, Magnolia, Crash, 21 gramos), que denuncian las consecuencias de la cultura narcisista en un entorno urbano e impelen al espectador a establecer una concordancia narrativa en términos inteligibles, buscar un sentido unitario a las historias y encontrar su marco de referencia. Una propuesta que anima a revisar estas y muchas de las otras películas comentadas en el libro.