El título original es Going Clear: “claro” es lo que la Cienciología pretende hacer de la persona si se siguen sus cursos, nada económicos por cierto. El montaje fundado por L. Ron Hubbard (1911-1986) y dirigido desde su muerte, con mano férrea, por David Miscavige, se explica por la proliferación de pseudorreligiones que se da, desde casi siempre, en los Estados Unidos.
El libro de Lawrence Wright es crítico, bien documentado, sobre la base de miles de testimonios, pero en ningún caso insultante o difamatorio. Hubbard fue, antes que nada, un creativo escritor de novelas, entre ellas muchas de ciencia ficción. Mucho de ciencia ficción tiene la Cienciología, con postulados increíbles como el origen del mundo en muchos más millones de años de lo que lo estima la ciencia, con su afirmación de las reencarnaciones… En realidad, este libro, en algunos capítulos, como el que habla de la búsqueda por parte de Hubbard de un tesoro que él habría escondido cuando era un soldado cartaginés, se lee como una novela.
La edición española ha utilizado el subtítulo de “Hollywood y el peso de la fe” porque la Cienciología no ha ocultado nunca su interés en los famosos del cine y ostenta como trofeos los nombres de Tom Cruise y John Travolta.
Gente crédula la ha habido siempre y la seguirá habiendo. Y también gente que se siente desvalida y acude a ciegas adonde le parece que puede haber alguien que le escuche, incluso pagando. Los mismos o parecidos motivos que llevan gente a curanderos, videntes, astrólogos, etc., pueden conducir a la Cienciología. Pero es probable que si se lee este libro no se tendrá muchas ganas de acercarse a ella.
