La profunda conexión que existe entre arte y vida fue analizada por Aristóteles en la Poética. Además de sentar las bases de la narrativa en la cultura occidental, desde entonces sabemos que todo arte se basa en una cierta imitación (mímesis) de la realidad. Esta capacidad del arte para, a través del lenguaje propio de cada uno, dejarnos ver la vida como en un espejo, es lo que nos recuerda tanto el prólogo de Ninfa Watt como el subtítulo de este libro, que nos invita a reflexionar sobre la naturaleza humana a través del cine.
Nuestra época se caracteriza en muchos ámbitos por un exceso de películas y series y, como espectadores, cada vez se hace más necesario formar el criterio para discernir y sacar partido a los contenidos. Con vocación docente y desde el convencimiento del gran potencial formativo del buen cine, María Ángeles Almacellas nos brinda un recorrido guiado que se ha fijado como objetivo ayudar a desplegar una mirada profunda, aquella que posee “tres cualidades de una inteligencia madura: largo alcance, amplitud y profundidad”.
La autora posee una sólida formación humanista y ha optado por el acercamiento antropológico-filosófico, empleando en concreto el método lúdico-ambital del filósofo español Alfonso López Quintás. La idea inicial de esta estrategia, que se resume en la introducción, es que una película constituye una realidad abierta y reversible con la que puedo entrar en diálogo y recibir luz para la propia vida.
Este libro supone una continuación en la línea iniciada por Almacellas en otras obras, como Educar con el cine (2004) y Seguir educando con el cine (2015). En esta ocasión, son 14 los filmes que elige de la cinematografía más reciente y que cubren un amplio rango de temas y público. Almacellas combina los conocimientos cinematográficos con valiosas aportaciones sobre la construcción y el sentido de la trama.
De cada película se aporta la sinopsis y una ficha técnica, junto a un análisis relacional para “penetrar en los estratos nucleares más profundos de los personajes y en los aspectos esenciales de la vida humana”. Atendiendo a estos niveles, la autora selecciona fragmentos significativos y ofrece temas para la reflexión y el diálogo. Esta parte es quizá la más interesante, ya que nos permite ver el método en acción, rehacer en nosotros estas experiencias cinematográficas y aprender de ellas.
Cada capítulo puede servir para organizar un buen cine-fórum. Con todo, el libro puede gustar tanto a los amantes del buen cine como a educadores en general.