Cómo defender la fe sin levantar la voz se inscribe dentro de un proyecto nacido en 2010 con motivo de la visita de Benedicto XVI al Reino Unido: Catholic Voices. Esta iniciativa –presente hoy en más de veinte países– fue promovida por periodistas y comunicadores cristianos con el fin de que muchos jóvenes sean capaces de argumentar su fe en los areópagos del siglo XXI: platós de televisión, redes sociales, emisoras de radio, etc. La edición española, obra de Yago de la Cierva, adapta el original escrito por Austen Ivereigh en 2012, introduciendo nuevos temas donde la postura de la Iglesia católica choca con el discurso público predominante en España.
El libro se zambulle en cuestiones controvertidas, donde la visión de los católicos es a menudo tachada de intolerante o dogmática: el voto de los católicos, la objeción de conciencia, sexualidad y género, la Iglesia y el sida, la noción cristiana de matrimonio, la “cultura del descarte”, la religión en la escuela, los abusos sexuales a menores por parte de sacerdotes o el papel de la mujer en la Iglesia son los más destacados. Al abordar cada tema, De la Cierva emplea un discurso claro, apoyado unas veces por datos y otras por historias, sabiendo que el nuestro es un tiempo de historias personales, no de grandes argumentos.
Por otra parte, junto a cifras tan llamativas como las de la labor social y educativa de la Iglesia en España, el autor no niega que “junto a luces brillantes hay sombras innegables”: sombras que, por desgracia, “no se deben a factores externos, sino internos”, relativos a una falta de coherencia en la vida de algunos católicos. Cómo defender la fe no busca dar una visión edulcorada de la Iglesia católica; al contrario, busca un enfoque maduro, sin miedo a reconocer los errores ni timidez para hablar de los aciertos.
La claridad de la exposición y la variedad de temas abordados por De la Cierva no se oponen al rigor o la profundidad. Así, se advierten en el libro una serie de principios que guían la argumentación y vertebran un armazón intelectual que da solidez al discurso: la crítica a la ética de la autonomía, la disparidad entre percepción y realidad, la “ecología integral”, el papel clave del lenguaje, el colonialismo ideológico o el peligro del clericalismo, entre otros.
Aunque, seguramente, lo más novedoso de Cómo defender la fe no son los temas tratados o las ideas de fondo, sino el método elaborado por Catholic Voices, que se sustenta sobre dos grandes principios: “salirse del marco” y “reformular”. Según el autor, los valores que subyacen a muchas críticas a la Iglesia son los mismos que la propia Iglesia defiende: el problema está en que, tantas veces, encuadramos el discurso del oponente en un marco que impide llegar a un verdadero entendimiento. En este sentido, el Papa Francisco es presentado como el “gran reformulador”, pues ha sabido acercar el mensaje de la Iglesia a personas o sociedades distantes a través de palabras y gestos que ponen el acento en la misericordia.