Sekotia. Madrid (2004). 223 págs. 18 €.
Los autores de este interesante libro, ambos profesores de secundaria, cuentan con una dilatada experiencia profesional. Gracias a ella, han entablado con los adolescentes una estrecha relación, también amistosa, pues se han implicado en sus problemas y en sus éxitos. Además, han recogido las impresiones de los alumnos sobre la adolescencia a partir de 400 cartas, de las que setenta se reproducen íntegramente en un apéndice final. El libro, a diferencia de otros, ha optado, más que por la vía teórica y por el análisis de las frías estadísticas, por la visión cercana, realista y concreta que se desprende de los comentarios subjetivos de los alumnos y alumnas.
Pero el libro no es un simple muestrario de opiniones de los adolescentes. Los autores tienen una imagen positiva de las posibilidades de la adolescencia y por eso rechazan la visión epidérmica y lúdica que muchas veces se ofrece de ellos. En este sentido, no comparten el bombardeo de mensajes «políticamente correctos» que se lanzan para conformar la opinión de unos adolescentes que a menudo se sienten utilizados.
Para los autores, la televisión (especialmente en las series juveniles), las revistas dirigidas a los jóvenes y la publicidad han fabricado un utópico modelo de adolescente que intentan presentar como natural. Un adolescente que esquiva sistemáticamente el esfuerzo, que vive para el placer, radicalmente egoísta, compulsivamente consumista y que vive asediado por sus impulsos sexuales, siempre presentados de manera gratificante y positiva (como sucede con la propaganda que se hace de la homosexualidad), cuyos problemas «existenciales» se reducen a nimios e insulsos conflictos personales y a dramas derivados de la apariencia física.
También consideran el atractivo de la noche, el fuerte sentido de la amistad, las no siempre fáciles relaciones con los padres y profesores, la obsesión por dar rienda suelta a la sexualidad, las diferencias entre ellos y ellas, la maduración intelectual, la trascendencia del entorno social, el peso de la música, el atractivo de la religión, etc.
El libro es especialmente recomendable para padres, profesores y para todos aquellos educadores que estén implicados en tareas formativas con adolescentes. Junto con las inteligentes aportaciones de los autores, hay que destacar la jugosa información de las cartas de los alumnos, que presentan desde dentro, muchas veces con sentido del humor y una sana cercanía antirretórica, toda la variada problemática de la adolescencia.
Adolfo Torrecilla