Ángeles Caso ya había sido finalista del Premio Planeta en 1994, con El peso de las sombras, el año que fue premiada una novela de Camilo José Cela. Años antes, otro libro suyo, la biografía Elisabeth, emperatriz de Austria-Hungría o el hada maldita, también editada por Planeta, consiguió bastante favor entre los lectores. Ha publicado además, igualmente en Planeta, las novelas El mundo visto desde el cielo, El resto de la vida y Un largo silencio, novela ésta última que obtuvo el premio Fernando Lara 2000, que concede la editorial Planeta. Estamos, pues, ante una autora de la casa que encaja perfectamente entre los habituales ganadores de este multimillonario premio.
Contra el viento, una novela sobre la dramática realidad de la inmigración, está basada en un caso real, como así deja constancia la autora en una nota al final del libro. Cuenta la historia de Sâo, una mujer de Cabo Verde, que lucha lo indecible por salir adelante en un mundo hostil. El hecho de ser mujer agrava todavía más las numerosas dificultades y pruebas que tiene que superar. La novela está contada por una mujer para la que trabajó Sâo en España, la penúltima etapa de un largo periplo que se inicia en Cabo Verde y finaliza en Angola.
La madre de Sâo emigró a Italia dejando a la niña al cuidado de una vecina, que la mantiene a cambio del dinero que le envía la madre. Cuando Sâo comienza a ir al colegio quiere ser médica, y a ese deseo dedica todas sus energías, con la ayuda de su maestra. Sin embargo, la falta de medios económicos la impide continuar los estudios y tiene que comenzar a trabajar, primero como criada y después en unas oficinas. Pero Sâo comprueba que la solución a su vida está en el extranjero.
La autora reivindica el papel y la dignidad de las mujeres inmigrantes y denuncia el maltrato y la violencia a la que son sometidas.
Ángeles Caso construye su novela con estas buenas intenciones, políticamente correctas, además. Todo está bien calculado y medido para mostrar, con un elemental maniqueísmo, una ejemplarizante historia con la que quiere dar un mazazo a las conciencias de los lectores contemporáneos. La historia tiene sus medidas dosis de lucha, marginación, feminismo, buenos deseos y dramatismo. A pesar de todo esto, hace agua en lo más importante: la construcción y la calidad literaria. Caso alarga en exceso la novela dando una especial importancia a las vidas de los personajes secundarios y a la de la propia narradora. Y, lo peor, abusa más de lo necesario de las técnicas del melodrama con un estilo sensiblero y epidérmico.