Novela que se puede llamar juvenil, pues un hilo argumental es el enamoramiento entre dos adolescentes, pero que sobre todo es una novela sobre matrimonios que comienzan, matrimonios que duran y matrimonios que se rompen. Su autor, el italiano Alessandro D´Avenia, es doctor en Filología Clásica, profesor, guionista y autor de una novela juvenil, Blanca como la nieve, roja como la sangre, que tuvo muy buena acogida en Italia y en España.
La protagonista principal es Margherita, una chica de catorce años que comienza el instituto. Su mundo se desmorona cuando su padre se marcha de casa sin explicaciones. El segundo personaje es Giulio, un chico huérfano algo mayor, que acude al mismo instituto, que vive en un centro de acogida y tiene mucho atractivo y facilidad para robar. El tercero, un joven y entusiasta profesor de literatura que no se atreve a casarse con su novia, como ella le pide. Otro más, la abuela siciliana de Margherita, Teresa, cuyos dichos y cuya historia se irán desplegando al hilo de los sucesos que le ocurren a su nieta.
La novela habla mucho y bien de literatura y de la enseñanza de la literatura: las explicaciones acerca de la Odisea son magníficas; las citas de Dante y de otros autores, en boca del profesor y del narrador, sobre todo, son oportunas siempre. También se plantea con claridad la pregunta de por qué “amar, tan sencillo en la poesía, es tan difícil y arriesgado en la vida”; por qué “la enseñanza se empeña tanto en parecerse a la vida, con sus imprevistos y su desorden, en vez de seguir la lección comedida y ordenada de los libros”. Habla también mucho de la construcción de una vida en común: de cómo se afianzan algunos matrimonios y cómo fracasan otros. Al mismo tiempo, plantea con acierto muchas cuestiones educativas.
El relato es tenso y tiene pasajes magníficos: algunos descriptivos acerca de momentos críticos de la vida, otros de diálogos entre personajes adultos, varios del comportamiento de niños. Las imágenes se van enriqueciendo con el paso de las páginas: por ejemplo, al principio el narrador dice que “a los catorce años eres un funámbulo descalzo sobre tu hilo y el equilibrio es un milagro”; al final señala que “el funámbulo no tiene una respuesta al problema del equilibrio, solo sabe cómo transformar la fuerza que lo hace caer en el impulso que lo salva”.
Como muchas novelas juveniles, el autor recurre a películas y canciones de ahora para subrayar emociones y mensajes.
Algunos lectores, sobre todo varones, pueden encontrar excesivos algunos párrafos poéticos y, en particular, que la personalidad y el comportamiento de Giulio es de telenovela. Por lo menos yo no llevo bien una descripción como la de “esos dos ojos hechos de finísimos surcos azules, parecidos a ríos nacidos de glaciares inalcanzables que desembocan en un mar negro como una perla rarísima”. Pero, al final, las cualidades de la novela sobrepasan con mucho cualquier reticencia como esa.