Continuación de Ladrona con clase, esta segunda entrega también es una novela con gancho que atrapa a cualquiera. Ahora, Katarina Beshop tiene que robar la famosa esmeralda de Cleopatra para devolverla a sus legítimos propietarios. Se dice que el empeño es imposible porque la joya está maldita, pero Kat no se arredra.
La descripción del robo, el ambiente glamuroso que envuelve al equipo de Kat, los detalles románticos entre la protagonista y el elegante Hale; la constante sucesión de peripecias construidas con mucha imaginación, la trama que se va desvelando según avanza la narración; todo lleva al lector a imaginarse la historia como una de tantas películas de acción de hoy en día. Por supuesto, se trata de una novela tipo bestseller sin mayores pretensiones, pero al menos se aleja de los estereotipos actuales (vampiros, magia, rebeldes en institutos), lo cual es de agradecer.
El título del original es bastante mejor, como lo era también el de la primera entrega (Heist Society). Aunque el tema del robo es el hilo conductor de estas novelas, la protagonista no se considera una ladrona, si no alguien que contribuye a restituir obras de arte a los verdaderos dueños.